De combatientes y cotidianidad
Ylva tiene 19 años de
edad y fue criada en la cultura Celta, aunque su padre era un vikingo. Su
nombre hace memoria al lobo y dentro de su cultura y su clan, hacía parte de un
grupo de música que ahora dejó de existir por conflictos internos y por falta
de organización. Un día cualquiera, Ylva fue presentada al clan Skald, en donde
se sintió tan bien que decidió quedarse y, no solo como Ylva, sino como aquella
joven que está detrás del rol. Su nombre verdadero es Ximena.
Skald fue el clan en el
que encontró una hermandad muy bien acompañada de aspectos culturales. Le
agrada saber que en la mayoría de clanes de Mil Espadas, se lleven a cabo
asambleas y talleres, se recurra a los libros, fiestas y grupos musicales que
recrean la edad medieval.
Su ideología personal no
se basa en el Cristianismo o en el ateísmo. Ella asegura que el Cristianismo es
una religión hecha para personas tranquilas y le parece injusto que la razón se
le conceda a un único Dios, motivos por los cuales está más de acuerdo con la
ideología medieval que rescatan en Mil Espadas. Una ideología que lucha por
valores que se han perdido en el tiempo y que para ella, deberían ser
imprescindibles en la vida: el honor, la verdad y la hospitalidad.
Ximena es estudiante de
Literatura y de Licenciatura en Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia
Bolivariana; la relación entre los juegos de rol en vivo y su vida es muy
estrecha. Ella reconoce de sobra la importancia de este tipo de juegos, que no
necesariamente tienen que ser en vivo, sino que también pueden ser en línea.
“Meterse en un rol, pero a la vez conocer los límites entre el juego y la
realidad, desarrolla más la imaginación y le pone freno a las acciones
maquinarias de las personas. Además, para mi carrera son una fuente
imprescindible de ideas que generan diversas narraciones y son base para solucionar
cualquier cantidad de problemas de una mejor manera”.
Video en el que se explica el funcionamiento básico y las generalidades de Mil Espadas
De
los juegos de rol a la realidad
Lo que muchos llaman ‘jugar espaditas’
y califican como un ‘juego de locos’, en realidad tiene su nombre técnico y ha
tenido una historia interesante alrededor del mundo y sí que más en la capital
antioqueña.
Live Action Role-Playing (LARP), nació
en Norte América, Europa y Australia entre las décadas de los 70 y 80. Se define como “técnica para el
desarrollo de batallas no coreografiadas, de baja contundencia física, que
ayuda en la ambientación y desarrollo de partidas de rol más físicas y reales
que las convencionales partidas de rol con dados”.
Quienes jugaban LARP usaban unas armas
llamadas ‘boffers’, que eran hechas
de esterilla y cinta americana y además, eran fabricadas por los mismos
combatientes. A medida que transcurría
el tiempo y que los juegos se buscaban perfeccionar más y más, apareció
entonces el Softcombat, definido como un juego o deporte en el que dos o más
personas se enfrentan entre sí usando simulaciones inofensivas e indoloras de
armas blancas que normalmente son de gran tamaño, tales como espadas, hachas,
lanzas y escudos.
Ahora, cerrando un poco el panorama
internacional, el Softcombat entró a Colombia por medio de Medellín a
principios de este siglo. En 2003,
Esteban Gónzalez comienza un juego llamado ‘Medieval Paint Wars’, en el cual
los boffers se fabricaban con palos y
espumas que se bañaban en pintura, para así marcar el golpe en el
contrincante. Luego, las espumas y la
pintura desaparecieron al ser recubiertas con un poliuretano comprimido de
color negro y los palos fueron cambiados por PVC. Es precisamente en ese
momento cuando la palabra que aludía a la pintura desaparece y las batallas se
empiezan a llamar ‘Medieval Wars’. Ahora los boffers se parecían más a las espadas, sobre todo con más
contundencia y sin dejar de lado la seguridad.
La innovación que se hizo en ‘Medieval
Wars’ fue el primer paso para marcar una característica que aún hoy en día es
uno de los sellos de Mil Espadas: la preocupación por el realismo. Y es precisamente ese realismo el que ha
llevado a los directivos del juego a pensar en expandir su realidad cada vez
más.
Quienes en verdad están metidos en su
rol, usaban en un principio camisas rotas, faldones improvisados, guantes,
entre otros. Ahora, el atavío no es una iniciativa únicamente personal, sino
que pasó a ser una preocupación colectiva que empieza principalmente desde las
directivas. Diseño y venta de capas, petos, chalecos, arsenales e incluso
cascos metálicos, son algunas de las innovaciones que se tienen en el grupo
desde 2004.
Parte importante de este proceso de
exactitud histórica y de búsqueda de la realidad en el juego, es producto del
trabajo de los herreros de la corporación y sobre todo, del Taller Temático, un
espacio en el que se crea utilería, diseño de moda, ilustraciones conceptuales,
entre otros asuntos que ayudan a trascender del entretenimiento al ‘recreacionismo
histórico’, como ellos mismos lo llaman.
Luego de pasar por distintos nombres,
procesos y directivas, hoy, después de ocho años convertidos en tradición para
muchos jugadores, la Corporación Cultural Mil Espadas es apoyada por la
Alcaldía de Medellín y por ello, en 2010 tuvo una de las participaciones más
notables para toda la ciudadanía: la celebración del Bicentenario de la
Independencia de Colombia, con una recreación de la Batalla de Independencia
sobre el puente de Boyacá en Medellín.
La cita oficial para el juego de rol
es todos los sábados en el Parque Obrero de la Villa de Aburrá, a partir de las
2:00 p.m. Sin embargo, en otras fechas también se ofrecen talleres artesanales,
grupo de bardos y juglares que fomentan las costumbres antiguas de
entretenimiento; grupos de estudio que investigan sobre las historias de los
diferentes clanes; eventos y redacción y publicación de la revista de la
corporación que cuenta con 10.000 copias.
David Gómez Molina, actual Director
General de Mil Espadas, asegura que el paso a seguir por parte de la
corporación es buscar más conexiones con otros grupos de Softcombat, que no
necesariamente sean de Medellín, sino que estén en otras ciudades del país e
incluso internacionalmente. “Lo que además ayuda a apoyar a las comunidades
nacientes; pues así no les tocaría arrancar desde cero y tendrían más tiempo
para tomar conciencia sobre la importancia del juego y para investigar más a
fondo sobre los diferentes clanes”.
Mil Espadas se muestra como una
corporación convencida de su ideología: “El patrimonio como conciencia, el
patrimonio como base cultural y el patrimonio como herencia y construcción
colectiva de unos antepasados que, gracias a la re-creación, sentimos como
iguales, sentimos más humanos”
Muestra que hizo la Corporación Cultural Mil Espadas en la celebración del Bicentenario de Independencia en Colombia, recreando la Batalla de Boyacá
¿De
la ‘locura’ al auge?
Para muchas personas, la
gente Medieval, los celtas o los
Vikingos son personajes que, junto con su historia, han quedado enterrados en
los libros de cultura general, historia y literatura. Sin embargo, hay quienes han
vuelto a ojear las páginas de los libros que hablan sobre estas y otras
culturas milenarias.
Entre muchos juegos de
rol existentes, en línea y en vivo, una gran mayoría de jóvenes prefieren
aquellos que vienen de la época medieval o de la cultura japonesa, pues aunque
ambas historias sean bastante diferentes y se basen en un estilo de vida muy
característico y con pocos puntos en común, a los jóvenes les atrae las ideas
innovadoras con las que puedan demostrar lealtad en su clan, defender su propia
honra y construir amistades que tengan afinidad en el gusto por culturas
diferentes y antiguas, a las cuales muchas personas de todas las edades tildan de
extrañas.
Gloria Rodríguez, madre
de un jugador que lleva poco más de un mes en Mil Espadas, expresa que en un
principio se preocupó por la asistencia de su hijo a este juego y su intención
de pertenecer a uno de los clanes. “Los golpes y el lugar de juego es lo que me
preocupa en el momento. Pero en un principio… la vestimenta oscura, los
cabellos largos e incluso el estereotipo de personas que yo creía jugaban Mil
Espadas, me asustaba. En el comienzo pensé que en este juego no existían
límites algunos, sino que se peleaba, tomaba e incluso pensé que se usaban
drogas. Y ahora, aunque mi hijo no me ha comentado mucho, por casualidades de
la vida, siempre hay algo a lo que le encuentro relación con la corporación; de
hecho, me gusta que se interesen por conocer de otras épocas y así valorar cómo
viven ellos en el presente”.
Contrario a lo que dice
doña Gloria, no es fortuito que el tema de Mil Espadas se vuelva cada vez más
común; pues precisamente desde que reciben el apoyo de la Alcaldía y desde que
las directivas se han venido preocupando más y más por hacerse conocer, el
juego con sede en la Villa de Aburrá es más reconocido y defendido; incluso por
esos vecinos del sector que en un principio rumoraban que eso se trataba de un
entrenamiento de la guerrilla o de un grupo al margen de la ley.
A pesar de ser más
reconocidos a nivel local y nacional, la mayoría de las directivas y de los que
llevan más tiempo perteneciendo a la corporación coinciden en asegurar que Mil
Espadas ya no está en auge. Sebastián García, ex jugador, comenta que en este
momento el Parque Obrero solamente es llenado por los guerreros en una tercera
parte, cuando hace unos cuatro o cinco años, se llenaba completamente. Hoy en
día el promedio de jugadores está entre 25 y 35, pero hace unos años alcanzaron
a tener en un día hasta 218 combatientes. Adicionalmente, el hecho de que la Alcaldía
apoye el proyecto, trajo consigo más niños de colegio y menores de edad, a los
cuales hay que prestarles mucha atención y eso le molesta a los antiguos del
grupo.
“Nuestra generación, para
mí, es la última generación que creció jugando en los exteriores. Escondidijos,
‘chucha’ y otros juegos nos permiten hoy tomar con más seriedad los juegos de
rol en vivo. Las generaciones después de nosotros son y serán más cercanas a
los juegos de rol en línea, tales como War of Warcraft o Age of Empires, que
fueron precisamente con los juegos con los que la mayoría de nosotros
empezamos, pero que no nos quedamos ahí porque preferimos llevarlo más a la
realidad y a nosotros como personas”, resume Ximena Soto para asegurar que Mil
Espadas no está en el auge esperado.