Video Institucional del Programa Arrieros de Profesión de la Central Ganadera
Francisco Rojas es un señor delgado y moreno, que con bastante orgullo viste su uniforme de la Central Ganadera para que no haya duda alguna de que él hace parte de ese equipo. Es amable y servicial, pues a pesar de que el administrador de la Central nos puso un poco de problema para investigar, a Francisco no le importó y nos concedió una entrevista en la que siempre sonreía y usaba su muletilla que no había de faltar: “prácticamente”.
El trabajo en la central ganadera es de lunes a lunes y como él dice: “se sabe a qué hora llega pero no a qué hora se sale”. Él llega a trabajar desde muy temprano y sus labores dependen del día de la semana. El domingo es la descarga del ganado, el lunes se recibe y se pesa en la mañana. Después del pesaje Francisco organiza a los animales para sus clientes y para las subastas, y por la tarde revisa los tiquetes de cada res para saber cuáles tienen que ser llevadas a sacrificio. Los martes y miércoles se hacen las subastas y el resto de semana es para hacer mantenimiento a los corrales e instalaciones.
La relación entre el arriero y el cliente, o ‘carnicero’ como lo llaman ellos, es bastante personalizada. Cada arriero tiene que estar al tanto del ganado de ciertas empresas y por eso debe recibirlo en pie, marcarlo, organizarlo y entregarlo en canal, osea entregarlo listo para el sacrificio.
Cuando Francisco habla del proceso de la Feria Ganadera y de las funciones que él tiene en ésta se enreda un poco, es como si no las diferenciara bien; pero la realidad de lo que pasa es que él hace de todo un poco y además intenta hacer su trabajo no sólo bien, sino también rápido para poder ayudar a sus demás compañeros.
Hablando de la rutina, los procesos y algunos ‘datos curiosos’ de la Central Ganadera, Francisco contó que la mayoría de los animales llegan desde la Costa Atlántica y que un viaje, o ‘puño’ como dicen en su jerga, trae entre 12 y 15 animales que normalmente rebajan de 30 a 40 kilogramos durante el viaje. Por aparte está el ganado descartado, que es el compuesto por animales que están ‘palmados’; significando esto que no aumentan más peso o que no crían.
Generalmente el ganado llega el domingo y se subasta el sábado y es eso a lo que los arrieros llaman ‘tiempo de cuarentena’ pues en esos días a los animales sólo se les da agua. Sin embargo gracias a las capacitaciones que los trabajadores reciben, se han mejorado estas medidas y por eso a partir del día miércoles se les alimenta también con cuido.
A los trabajadores de la Central de Ganado, que son aproximadamente 5000 ó 6000 entre arrieros, comisionistas y otros; se les capacita cada quince días sobre temáticas como las enfermedades, el manejo de los animales, el trato con los animales y el trato con el cliente. Francisco destaca y agradece mucho que la feria esté siempre en miras de capacitar a su personal e innovar en los procesos e instalaciones.
Para Carlos Mario Londoño, carnicero, la Central Ganadera de Medellín es muy buena y lo que más sobresalta de ella es que cuenta con tecnología de calidad; especialmente su máquina de lavado de mondongo y entresijos. A esta opinión se suma la de Hermes Solano, ganadero y juez de ferias de ganado, quien dice que la Central Ganadera de la ciudad es buena y es considerada como una de las dos ferias más importantes del país, después de la de Bogotá. Sin embargo, a juicio de Hermes, “la feria todavía maneja el lema de oferta contra demanda y es ahí donde se pierde la estabilidad y la proyección. Por lo tanto comienzan a influir factores externos como el clima, las vías y el poder adquisitivo”.
Con sus más de 20 años de experiencia, Francisco Rojas, un arriero de profesión, asegura que ésta es la “mejor feria que ha existido… esta feria es una bendición”, pues aunque a la feria no se vaya a conseguir plata, si permite sostener su casa.
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